…Cuanta hipocresía en esta Europa de muros incipientes y de medios “libres” cada vez más independientes y separados de la verdad. En cualquier manual barato de terrorismo al uso de la comunidad internacional, los opositores al gobierno democrático de Evo Morales deberían ser considerados terroristas, porque entiendo yo que terrorismo es eso: sembrar el terror, arremeter contra todo lo público y común, matar a indígenas, promover el racismo…
El mal llamado movimiento santacruceño no es otra cosa que racismo (racismo contra el indio, el mismo que promueve Prisa descaradamente desde el día en que Evo fue elegido presidente, indio presidente), combinado con el intento despiadado de la oligarquía de unas pocas provincias de Bolivia productoras de gas natural, en un contexto en en el que el pueblo decidió que ese don que les da la Pacha Mama le pertenece al pueblo. Y como en Venezuela, esa sana y necesaria soberanía sobre los recursos del pueblo boliviano va a ser para que al pueblo boliviano el Estado le garantice dignidad y derechos.
Un movimiento apoyado por los Estados Unidos, que no se resignan a que América Latina deje de ser su patio trasero, pero también por las trasnacionales españolas y sobre todo, los medios de comunicación de este lado del océano (propietarios de los medios también al otro lado, por cierto) con la connivencia de la política exterior española y la inexistente política exterior europea. Por cierto, las clases de independentismo se las ha impartido el conocido nacionalista Aznar, que con la FAES ha participado en varios seminarios sobre autonomía y descentralización este año en Santa Cruz.
Como europeo circunstancial me provoca auténtica vergüenza tanta complicidad con los llamados “opositores”, auténticos terroristas. Uno puede entender que los mass-media no sean más que instrumentos del poder económico, pero a estas alturas, ¿dónde queda el periodismo, las y los periodistas? Si aplicásemos algo así como la Ley de partidos a noticias y pronunciamientos varios, habría que condenar a mucha gente “guay”, incluso “progre”, por no condenar ni lamentar lo que está pasando en estos días en Bolivia.
En la foto, el embajador expulsado en Bolivia, con el paramilitar y asesino colombiano John Jairo Vanegas y el presidente de la Cámara de comercio de Santa Cruz… Para que quede constancia de que la reacción conjunta el lunes de los gobiernos de América Latina (absolutamente minimizada por la prensa española) y la decisión de Evo y Chávez de expulsar a los embajadores americanos no es un ataque infantil de “antiyanquismo”. Sin comentarios, pero ¡CON BOLIVIA ESTAMOS!