Ayer, domingo, aniversario de la muerte de Túpac Katari, indígena resistente boliviano, correligionario de Túpac Amaru. Se le atribuye aquello de “a mí sólo me matan… Pero volveré y seré millones”. A mí este fin de semana no me mató, pero desde luego tanta intensidad casi nos mata a todas y a todos. Tampoco sé si en estas, llegaremos a ser millones, que es a lo que deberíamos aspirar. Millones para transformar el mundo, y no para morir de aburrimiento.
Hagamos evaluación con respecto a los parámetros que os propuse en el post de la víspera de la Asamblea:
- Unidad: hay que cambiarse el nombre. En todo caso somos una izquierda unitaria, pero no unida.
- Diversidad: balance positivo, más candidaturas, más diversidad. En eso consiste izquierda unida, a pesar de algun@s.
- Renovación: más bien poca. Y no sólo generacional. Es uno de nuestros elementos más transversales a cualquier sector.
- Participación: hemos demostrado que somos una pequeña democracia burguesa de puertas hacia adentro. O experimentamos otras formas de hacer y de debatir, o esto no va: un paso adelante y dos atrás.
- Política: hay avances. Acuerdo el primer día en volcar nuestra actividad política alrededor de la crisis, su crítica y las propuestas, y proceso constituyente.
- Alegría: pues no. La militancia y la participación en un proyecto político no deberían entenderse en términos de sacrificio y sufrimiento. ¿O no es sacrificio y sufrimiento estar discutiendo enmiendas a unos Estatutos hasta las 2 de la mañana? …Así cualquiera invita a su primo a nuestras reuniones…
¿Estuvimos a la altura de las circunstancias? Pues lo intentamos, pero creo que no. Aunque la Asamblea no acabó ayer, afortunadamente. En el próximo Consejo Político lo veremos. Hagamos tod@s evaluación.
¡Ah, por cierto…! Lo siento, compañeras y compañeros, pero a mí me emocionan de igual manera la Internacional (con cajita de música o versión ska) que la wipala de Túpac Katari y su historia de lucha y resistencia.